lunes, noviembre 05, 2007

A MARIA

Todavía recuerdo aquel viaje a China, la primera noche sin dormir hablando de nuestras vidas, de nuestras vivencias, tantas otras noches, muchas más, hicieron que tu mami pasase de compañera a gran amiga y a uno de esos seres que son un pilar fundamental en tu existencia.
Hace algo más de un año tu mami y yo teníamos varios proyectos, Madrid sonaba bien para empezar a dibujar el circulo que lo iba a cambiar todo y tu mami decidió hacerlo allí.
En Semana Santa fui a visitar a tu mami a Madrid y el último dia, sentados en la cama me dijo:
Niño tengo que decirte una cosa pero no te rias.......!!!!
Yo atónito dige ¿qué?
ESTOY EMBARAZADA.
Yo sabia las ganas que tu mami tenía de ser mami y no puede evitar emocionarme.
Pasaron los meses y la barrigota de tu mami se iba haciendo cada ver más grandota... poco a poco ibas teniendo tus cositas, tus accesorios, tu nombre.... María.
El día que tu mami me dijo que si quería estar en el parto, el dia que tú vinieses al mundo me sentí como el hombre más afortunado de la tierra, estar en un momento como ese y además con tu mami, una persona tan especial para mí.
Parece un proceso lento pero casi no te das cuenta y ya ves el cinco de noviembre, justo al día siguiente de mi santo, las tres de la madrugada sonaba el telefono, era tu abuela diciendo: ¡María ya esta en camino!.
Cuando llegué al hospital tu madre ya tenía dolores muy seguidos y casi enseguida bajamos a la sala de partos, cuando yo entré tu mami estaba más tranquila ya sólo hacía falta que todo siguiese su curso, el curso de la vida.
Muchas horas y un CD de Elvis, (aunque tengo que decirte que tu naciste con canciones de Madonna de fondo), pasaban las horas hasta que llegó el momento, yo miraba a los ojos de tu mami, ojos de impaciencia por conocerte. Yo esperaba algun grito pero tu mami bien concentrada en tí, entera y serena si perder la calma mientra yo susurraba: ¡ya he visto la cabecita de María! tu carita.
Tu mami, con toda su valentía, haciendo esfuerzos para verte y tu tambien, las dos uniendo vuestras fuerzas, había una energía que nunca había sentido en mi vida, una energía tan pura que me hacía sentir privilegiado.
Al fin saliste y te pusieron encima de tu mami, ella atónita y yo no paraba de decir: Ya está aquí! Así que tu eres María!
Entre risas de emoción vi como intentabas abrir tus ojitos y nos mirabas atentamente, cuando te vistieron y acabaron con todos las revisiones que tenía que hacerte, Irene (tu comadrona) te colocó en mis brazos y me estremecía, tu me mirabas y yo no hacía más que pensar ¡ya estas aquí cariño! y que feliz me siento de haber compartido este momento con vosotras.
Mi niña enorabuena por estar ya con nosotros y que tengas de lo bueno lo mejor.

SYLVER